La cama como un lápiz
La redención de un hombre al darse cuenta que está solo, habiendo saboteado una y otra vez al amor.

La cama como un lápiz.
Escena I
-Desidia-
(Mario en calzoncillos recorre el cuarto pensativo. Vemos solo la cama; está revuelta, las almohadas en el piso y muchas hojas desparramadas por el lugar. Se escucha de fondo la voz de una mujer. Podemos ver una luz tenue que recorre la pared)
Voz de Desidia en off: (Tono burlón) Mirá si serás mañoso...
(Mario se detiene al instante, se le caen las hojas de su libro al piso, asombrado comienza a mirar a su alrededor)
Mario: (Busca por el piso las hojas) Creí que solo quedaba tu perfume en la habitación.
Voz de Desidia en off: (Increpando) Mañoso dije.
Mario: (Con las hojas en el pecho, todavía asombrado) No soy mañoso; callate por favor. Necesito pensar.
(Mario mira las hojas una a una y las vuelve a revolear al aire, que caen al piso)
Mario: ¿Seguís ahí? (Mira a su alrededor) ¿Estás?
Voz de Desidia en off: Sí. Te miro, y sos muy cómico, creo que deberías escribir acerca de lo loco que estás... o mejor aún... de lo patético que sos.
Mario: (Deja ver una sonrisa algo nerviosa, pero no esconde el nerviosismo) ¿Cómo le dirías a la pérdida?
Voz de Desidia en off: ¡Tarado!
Mario: (Juntando las manos, como suplicando) ¡No! Esperá, enserio. ¿Cómo llamarías vos a la pérdida? (Piensa) Por ejemplo, ¿olvido? ¿extravío?
Voz de Desidia en off: Abandono.
Mario: (Se toma la cara como si hubiera recibido un golpe. Repite, pensativo) Abandono.
Voz de Desidia en off: ¿De verdad está mi olor ahí todavía?
Mario: (Junta las hojas del suelo nuevamente. Se pone de pie al lado de la cama) No, ya ni tu olor queda acá, lo dije como metáfora, pero ya ni eso queda. Es el abandono mismo lo que me diste. La desidia. Tengo la carne...
(Suena fuerte el timbre interrumpiendo. Mario se asombra, pero no suelta las hojas. Aprieta las hojas cada vez más fuerte en su pecho)
Voz de Desidia en off: (Asombrada) Estás usando la cama como un lápiz...
(La luz de la pared se hace más grande y más luminosa. Mario le hace gesto de silencio y de súplicas a la luz, a las paredes, al techo, y mira la cama. Suena el timbre nuevamente)
Voz de Desidia en off: (Increpando) Somos el carbón con el que escribís, hijo de puta.
(Mario pide nuevamente silencio a su entorno. Y suena el timbre nuevamente)
Mario: (En tono bajo, conteniendo el grito) ¡Todo fue tu culpa! ¡Me dejaste, me usaste primero!
Voz de Desidia en off: Espero que no esté mi nombre. (La luz de la pared se apaga)
(Suena insistente el timbre)
Mario: ¿Quién es? ¿Qué pasa? ¡Estoy escribiendo!
Escena II
-Amparo y Soledad-
(Mario tira las hojas debajo de la cama y se limpia las manos como si hubiera tocado polvo. Mira las paredes, el techo, y mira también para atrás como si se estuviera escapando de testigos)
(Mario abre la puerta)
Mario: ¿Qué pasó? ¿Qué querés?
(Mario cierra la puerta, pero no vemos entrar a nadie)
Mario: ¡No te quedes callada! (Suspira) ¿Para qué viniste?
Voz de Amparo en off: Vine a decirte que te olvidé, que por más que escribas de mí, que por más que le pongas voz a tu tinta, a tus lápices mi nombre, yo te olvidé... Y necesito que entiendas que nada va a hacer que vuelvas a tenerme.
Mario: (Confundido, se rasca los ojos, parece estar encandilado, no ve de donde llegan las palabras) Pero, esperá, por favor, ¿Qué decís? (Se lo nota confundido) Yo escribo para que me perdones, para sentirme a salvo, tener una contención, estar refugiado. Y me...
(Golpean a la puerta. Mario mira la puerta y luego al frente y también a los costados, entiende que está solo, pero se toma la cabeza. Los golpes de la puerta son más constantes, tanto que parecen asfixiarlo, parece que le doliera el pecho)
Mario: ¿Quién es? ¿Qué pasa? (Grita) ¡Estoy escribiendo, carajo!
(Se escucha una voz de mujer del otro lado de la puerta)
Voz de Soledad en off: Soy Soledad, Mario, ¡abrí la puerta!
(Mario mira por la habitación, y mira por debajo de la cama como un demente)
Voz en off de Soledad: Dale, abrí, por favor.
(Mario abre la puerta)
Mario: (Con tono apagado, cansado) Pasá, Soledad.
(Mario cierra la puerta, pero no vemos entrar a nadie)
(Se apagan todas las luces y solo queda una luz apuntando a Mario, quien está en el medio de la habitación)
Voz en off de Soledad: Sos un idiota, hablás de mis pechos, de mi cuerpo. Imbécil... ¿Quién te dio el derecho para hacer poesía conmigo? ¡Tonto!
Mario: Pará, Soledad, por favor, no sé qué me pasa. Estoy enfermo, y necesito aire, que alguien me acompañe al médico, no sé. (Comienza a llorar) No sé... Necesito un abrazo, ¡ay de aquel que en la vida está solo, por dios!
Voz en off de Soledad: Por fin un poco de sinceridad de tu parte.
Mario: En serio, pará, por favor, necesito un vaso de agua.
Voz en off de Soledad: ¿Agua? Un sopapo necesitás vos.
(Mario se toma el rostro como si hubiera recibido un golpe, llora desconsolado. La luz que lo apuntaba comienza a dejarlo a oscuras)
Escena III
Mario.
(Se prende una luz y alumbra a Mario. Mario mirando al piso deja de llorar, se limpia las lágrimas y mira al público)
Mario: (Suspira y mira al piso) Podría pedir perdón o disculpas a todas a quienes ofendí. (Alza la mirada) Pero primero quisiera explicar que soy un cobarde. Un cobarde que alguna vez no supo cerrar una historia en la que terminó lastimado. (Baja la mirada y la vuelve a subir para enfrentar al público nuevamente) Terminé muy lastimado y no supe cómo tratarme, y de esa misma manera traté a otros, les falte el respeto, creo que quise venganza y me tomé muy a pecho el no salir lastimado otra vez, porque fui un cobarde. (Mario se toma el pecho) Perdón a la mujer que engañé, en cualquier sentido.
Que lastimé su ideal o deformé su sueño. Perdón a la mujer que confió en mí. Que me abrazó y la pinché como si mi cuerpo fuera una gran espina. A quien besé y envenené con saliva. A quien le solté la mano y dejé sola.
(Mario abre sus brazos y sus manos y luego las cierra y también sus brazos, abrazándose)
Mario: Y el peor perdón que doy... Y que pido... Es a mí. Por haber quedado solo, por ser tan cobarde. Por no haberme hecho cargo antes.
(Mario mira al público)
Mario: Perdón.
Apagón final.